¡Buenas!
Hoy hemos vuelto para contaros una interesante noticia. Como podéis ver en el
vídeo anterior estamos hablando de un pueblo de Indonesia de unos 2.000
habitantes, Bengkala, o el pueblo inclusivo, como muchos lo llaman. Esto se
debe a que todo el pueblo aprendió a hablar lengua de signos para poder
comunicarse con las personas sordas que viven allí, las cuales superan el 2% de
la población (aproximadamente 46 personas).
Este
pequeño, pero gran pueblo, es un ejemplo total de inclusión, sensibilización y
empatía. Un pueblo del que debería aprender el resto del mundo, y la sociedad
al completo. No se trata de tener que aprender forzosamente la lengua de
signos, sino tener interés por comunicarnos con las personas que no pueden
hacerlo haciendo uso de la lengua oral, mostrándole que queremos y buscando la
forma. Recae en nosotros, como ciudadanos y miembros de una sociedad a la que
pertenecemos todos y todas, independientemente de que presentemos unas u otras
características individuales, el hecho de hacer y crear una sociedad de la que
todos formemos parte y en la que podamos sentirnos cómodos/as.
Este es uno
de los aspectos primordiales del MEDIADOR/A COMUNICATIVO/A, el hecho de SENSIBILIZAR
a la sociedad con la diversidad funcional, de que se dé cuenta que existe y que
está ahí, pero no por ello son inferiores. No se trata de etiquetarles, sino de
ver a cada uno desde la capacidad, desde todo lo que puede hacer y no al
contrario. En este caso, encontramos la sordera, que es la diversidad funcional
invisible por excelencia. Beghkala nos da una gran lección de lo que realmente
es la inclusión, y de dónde podemos llegar si todos y todas queremos. Tomémosla
y sobre todo, APLIQUÉMOSLA.
Queda en
nuestra mano, ¡SENSIBILÍZATE Y SENSIBILIZA!
Dolores Marín González

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